¿Es posible dar la vuelta al mundo en una moto de agua? ¿Cuánto se tardaría? Metámonos en la piel de un personaje imaginario que se marca como objetivo ser la primera persona en conseguir este desafío de la navegación. A nuestro valiente le llamaremos Cristóbal Pinzón.
Lo primero que debería tener claro es la ruta. Y como ya existe una competición marina que atraviesa el planeta, lo más inteligente y prudente sería seguir el mismo itinerario. Cristóbal haría bien en inspirar su proyecto en una de estas regatas que ya tienen bien estudiado los pros y los contras del recorrido. Podría fijarse también en otras pruebas que no incluyen escalas, pero no creemos que nadie esté preparado para afrontar esta aventura sin darse un solo respiro.
Nuestro aventurero tiene ante sí un reto de vértigo: unas 45.000 millas náuticas, que equivalen a 83.000 kilómetros. Cruzaría cuatro océanos con escalas en una decena de ciudades, con salida en Costa del Sol y paradas en todos los continentes, a excepción de la Antártida. Necesitaría de un barco cisterna que le fuera abasteciendo, ya que la moto de agua no tiene unas maravillosas velas que le impulsen sin la necesidad de usar el motor. Necesitará que le faciliten combustible y alimentos.
Cristóbal debe ser consciente que durante la noche podrá dormir muy poco. Al no disponer de piloto automático, no puede permitirse quedar a la deriva durante horas. Por no hablar de lo difícil que le será pegar ojo en un espacio tan reducido que da poco margen para espachurrarse.
Si hace números, le saldrá que para sus 83.000 millas náuticas necesita la friolera de 540 días, algo menos de año y medio. Si tenemos en cuenta que tendrá que pasar por zonas de un frío extremo, que deberá superar cabos con un viento que ha dado para historias bíblicas, que deberá hacer frente a mares con olas altas como edificios y que todo esto tendrá que sortearlo de pie sobre la moto, es probable que las matemáticas no basten para hacer el cálculo. Para asegurar el tiro, podríamos afirmar que necesitará entre 18 y 24 meses para dar la vuelta al mundo en moto de agua. Casi nada.
Como conclusión, lo que seguro podemos afirmar es que Cristóbal, si existiera, sería uno de los tipos más valientes del planeta. Y que si alguna vez alguien tiene el coraje de emprender este proyecto, será digno de nuestra admiración. Eso sí, que se prepare para dos años de húmedo infierno.
Foto cabecera: VV Nincic | Flickr