Cultura Motera

Emilio Scotto y la salida en moto más larga de la historia

5 minutos 19/10/2017 Última actualización: 30/01/2024

¿Sabes quién es Emilio Scotto? Salió a dar un paseo en moto y la vuelta se alargó 10 años, en los que dió la vuelta al mundo 2 veces. Entre otras cosas.

Emilio Scotto sentado al revés en su moto
Emilio Scotto y la salida en moto más larga de la historia

“Cariño, mañana salgo en moto” es una frase motera de primer nivel. La cosa cambia cuando esa escapadita se alarga más de 10 años. Eso es lo que le pasó al argentino Emilio Scotto, que el 14 de enero de 1985, un jueves, partió con su Honda Gold Wing 1100 para dar la vuelta al mundo. Le cogió tanto gusto a la cosa, que cuando tuvo la faena terminada, en el sentido de las agujas del reloj, decidió regalarse otra ronda, en dirección contraria, para cerrar algunos flecos. Dos rodeos a la Tierra en los que recorrió 735.000 kilómetros. Regresó a su Buenos Aires Natal el 2 de abril de 1995, dejando por el camino miles de anécdotas e historias humanas. Conozcamos al que, según el Libro Guiness de los Récords, es el hombre que ha realizado la salida en moto más larga de la historia.

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Hoy ronda los 60 años y sigue vinculado a las dos ruedas, al frente de una empresa, con sede en Estados Unidos, que se dedica a organizar viajes en moto. No podía terminar de otra manera. Debe ser difícil estar atento al paisaje cuando tienes delante a un tipo con tantas batallitas en la cabeza. Puede contarte las cinco veces que terminó en prisión. Aquella ocasión en la que le tomaron por un agente de la CIA. O cuando un mosquito puso la malaria en su sangre a su paso por un Congo en guerra. No es difícil intuir la magnitud de sus aventuras.

Scotto tuvo claro su sueño desde la tierna infancia. A los ocho años ya le dijo a su madre que quería ver mundo. Y su madre, como hacen todas, le dijo que de acuerdo, que algún día. El pequeño Scotto tomó buena nota, y al cumplir los 30 empezó a dar forma a ese viaje que llevaba más de dos décadas imaginando en su cabeza. Arrancó su Gold Wing, a la que bautizó como Princesa Negra, con 300 dólares en el bolsillo. Y lo primero que constató es que este planeta está lleno de gente maravillosa. Le dejaban un colchón, le daban un bidón de gasolina, le echaban una mano con la mecánica. El propio Diego Armando Maradona, que por aquellos años jugaba en el Nápoles, le pagó la estancia en la ciudad italiana. Empezó por el continente americano y luego saltó a Europa. De ahí bajó a África para terminar en Asia. En total, ha pisado más de 270 países, para los que ha necesitado todas y cada una de las páginas de 16 pasaportes. También ha quemado 42.500 litros de combustible, 86 neumáticos, 11 baterías y 9 asientos.

El tramo más complicado fue el africano. Necesitó dos años para cruzar el continente. Además de contraer malaria, en Somalia tuvo que escapar de unos piratas. Cuando llevaba cinco años sobre la moto, su novia se unió a él nada más y nada menos que en el Taj Mahal. Se casaron en la India. Ella le acompañó durante un tiempo, pero acabó regresando a casa tras un accidente.

En 1992, tras siete años de travesía, regresó a Estados Unidos. Ahí parecía que había terminado todo. Pero se dio cuenta de que le faltaba buena parte del Caribe, además de China, Mongolia y la Unión Soviética. También Hawái, Filipinas, Corea, Hong Kong y Japón, el territorio donde nació su moto.

¿Y por qué se enamoró de la Gold Wing? Cuando tenía 25 años, un amigo le pidió que le acompañara a un concesionario para comprarse una moto. Mientras esperaba, cogió un folleto. Y ahí estaba la imponente Honda, con su carenado y su aspecto imperial. Era consciente de que no se la podía permitir. Pero a los pocos años, gracias a préstamos que sabía que sería muy difícil devolver, la compró. El viaje empezó bajo mínimos. Además de escaso dinero, Emilio iba muy corto de material motero. Tanto, que salió de Buenos Aires sin guantes. No tenía mapas, el GPS no se había inventado y sus conocimientos sobre el mundo de la moto eran limitados. Pero tenía lo que nunca debe faltar en un buen motero: una pasión y unas ganas de rodar totalmente irreductibles.

¿Y qué pasó con la Princesa Negra cuando terminó la aventura? Tras darlo todo alrededor del mundo, Emilio decidió exhibirla en un museo a 45 minutos de Las Vegas en el que comparte espacio con otros vehículos ilustres de la historia moderna, como el Delorean de ‘Regreso al futuro’ o el coche de John Wayne.

Emilio Scotto siempre cuenta que de pequeño también soñó con viajar a la Luna, que está a 384.000 kilómetros de la Tierra. Nuestro protagonista ha recorrido la mitad de esa distancia dentro del planeta. Quizás algún día se anime a apuntar más alto.

Foto cabecera: Emilioscotto.com

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