¿Te suenan los nombres de Mick Doohan o Wayne Gardner? ¿Daryl Beattie, Gary McCoy? ¿Y Casey Stoner? ¿Sabes que sucedieron en el dominio de la categoría de 500cc dos tiempos, a los “golden boys” norteamericanos Kenny Roberts, Wayne Rainey o Eddie Lawson?
Y, más allá de su pertenencia común al mundo anglófono ¿sabías que los pilotos de velocidad de ambas naciones comparten un pasado común, puesto que empezaron a “correr en moto” sobre tierra en lugar de sobre asfalto?
Imagínate que vives en Brisbane, como Mick, o en Wollongong, como Wayne. Imagínate crecer siendo un apasionado de las motos en Nueva Gales del Sur, en Victoria o en Queensland.
Es cierto que los Mundiales están dominados hoy por pilotos latinos que han empezado desde chavales corriendo ya sobre asfalto, en carreras de promoción sobre minimotos o pequeñas réplicas “pre-motoGP”.
Sin embargo, al igual que ocurre en EUA, los “rookies” australianos se inician en el “Dirt Track”: derrapando en circuitos planos de tierra sobre motos que van completamente de lado en las curvas.
Las 500cc de Gran Premio de 2T eran bestias de más de 200 CV, sin electrónica alguna que controlara unos inexistentes controles de tracción o mapeados de unos motores intrínsecamente agitados.
Los mejores a la hora de sujetar aquellos caballos salvajes fueron, sin duda, los citados “cow-boys” norteamericanos que conocían el “derrapaje controlado” como nadie.
A aquellos “rodeo-boys”, les sucedieron sus primos lejanos “aussies”, tan perseverantes y resistentes como ellos.
¿Acaso no son del país del “no longer down under”?
Este lema podría traducirse libremente como “ya no somos más los que estamos allá abajo”- para reivindicar que, para ellos, el mapa de la Tierra podría perfectamente dibujarse al revés, invirtiendo norte y sur.
En nuestras antípodas, no obstante, el Dirt Track tradicional americano se ofrece con algunas diferencias.
Allí se corre con motos de “Motocross” adaptadas con ruedas de 19” en lugar de sobre “Harley-Davidson” y similar.
Los circuitos tienen hasta 1.800 metros de largo y aparte de los clásicos óvalos, los hay que tienen curvas a derecha e izquierda, y hasta con peraltes, en lugar de girar sólo “clockwise” como en los EUA.
En todo caso, pilotos como Casey Stoner ganaron su espectacular capacidad para controlar las pérdidas de adherencia sobre tierra.
No es en vano que el pluricampeón piloto del Equipo Repsol Honda, Marc Márquez, dedique buena parte de su entrenamiento invernal a la práctica del Dirt-Track.
En todo caso, hay otra coincidencia con los antiguos ases norteamericanos de los ochenta.
Tras aprender sobre “circuitos sucios”, los pilotos australianos llegaban a Europa absolutamente convencidos de sus posibilidades.
Abandonar su tierra los hacía tremendamente determinados “o ganaban o tenían que volverse a casa”.
El propio Stoner estuvo viviendo en sus inicios junto a sus padres en una autocaravana, tras vender sus propiedades para financiar los primeros pasos de Casey en las carreras sobre asfalto europeas.
Así, cuando llegaban a los circuitos de verdad, como en sus propios Phillip Island o Eastern Creek, los pilotos “cabeza abajo” lo hacían sobradamente preparados.
Todas las adaptaciones al medio que exigen más esfuerzo, tienen sus consecuencias positivas. Cuanto más se trabaja, más posibilidades de llegar lejos existen.
Foto cabecera: The 3bs | Flickr