Filippo Nicosia es un joven italiano apasionado por el origami. También le gusta el motociclismo, así que era cuestión de tiempo que empezara a doblar papeles para darles forma de moto. Lo que nadie esperaba era que construyera la Honda Repsol de nuestros pilotos a tamaño real, una obra maestra que le valió estampar su nombre en el Libro Guiness de los Récords. Esta es su historia.
La afición por la papiroflexia empezó desde que era muy pequeño. Empezó como todas las personas que se enamoran de las frágiles esculturas de papel: con el barco, el cisne; las figuras elementales y fáciles que todos podríamos hacer con un tutorial de YouTube. Pero poco a poco fue asumiendo retos más complicados, hasta que un buen día conoció el origami modular, la unión de pequeñas formas para crear algo grande. Se le abrió un mundo nuevo, porque aquello le permitía imaginar proyectos mucho más ambiciosos. Fue así como en el 2014 se planteó construir esta moto a escala 1:1, una réplica de la que Márquez usó ese mismo año y que le permitió hacerse con el Mundial de MotoGP.
El bueno de Filippo tuvo que usar la friolera de 100.000 cartulinas de pequeño formato para ir moldeando todos y cada uno de los componentes de la Honda Repsol, en la que no falta el dorsal 93 de nuestro campeón del mundo. Lo cierto es que hay que fijarse bien para darse cuenta de que no estamos ante una motocicleta de verdad. Ayuda un poco el hecho de que esté achatada por los polos, es decir, que sea más estrecha de lo normal. Por lo demás, es de un realismo escalofriante. El manillar, las horquillas, el carenado, el colín, el asiento, las ruedas, el escape…, todo debidamente colocado en su sitio. También los logos de los patrocinadores, como el de Repsol, situado en el lugar que le corresponde.
Filippo creó primero un esqueleto metálico sobre el que fue colocando cuidadosamente las cartulinas. Tuvo que ir por partes para luego ir ensamblando la máquina entera, usando una técnica muy parecida a la que emplea el mecánico cuando tiene que montar y desmontar una moto en el taller. Cuando tuvo terminada la moto, se atrevió también con el casco del piloto de Cervera. Dificultad añadida, porque al ser totalmente curvo, no debe ser fácil conseguir la forma ovalada.
Además de la Honda Repsol, Filippo tiene en sus vitrinas otros objetos de gran formato creados con origami. Un Santa Klaus de tamaño real, personajes de Disney, coches, árboles de Navidad… Sin duda, y disculpad el chiste fácil, un hombre que ha sabido interpretar bien su papel en esta vida.
Foto cabecera: Repsol