La moto fantástica. En este ejercicio de nostalgia os proponemos un juego: ¿cómo habría sido la serie con una moto? Muchos de vosotros no sabréis de qué estamos hablando. Todos los nacidos a partir de los años 90 quizás habéis crecido con otro tipo de series. Pero esta, la que nos reúne aquí, fue pionera en muchas cosas. Nos referimos a ‘El coche fantástico’, una producción que se emitió entre 1982 y 1986 y que tenía a media España pegada al televisor cuando se emitía. Tenía dos protagonistas principales: Michael Knight, un ex policía rescatado por una organización secreta para combatir el crimen desde la oscuridad, y su coche KITT (Knight Industries Two Thousand), un precioso Pontiac con vida propia que se convertía en su salvador y colega de aventuras. En este ejercicio de nostalgia os proponemos un juego: ¿cómo habría sido la serie con una moto? Así podría ser la historia de ‘La moto fantástica’.
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Algunos podrían tener la tentación de inspirarse en la serie hermana y de la misma época ‘El halcón callejero’, en la que otro justiciero surcaba las calles montado en una moto que hacía un poco de todo. La diferencia, sin embargo, es abismal, ya que el bueno de KITT tenía guion propio y además era un cachondo. Lo primero que viene a la cabeza con la posible versión motera de ‘El coche fantástico’ es el peinado de Michael Knight, interpretado por David Hasselhoff, actor que años después volvería a ‘reventar’ las audiencias con su papel de Mitch Buchanan en ‘Los vigilantes de la playa’. El pelo del protagonista perdería el brillo característico al tener que llevar casco. Pero se podría añadir un gesto de melena al sacárselo que también daría mucho juego. Y a cámara lenta, claro.
Otra de las diferencias que habría que cuidar es la luz roja que se mueve de manera hipnótica en la parte frontal de KITT. Aquí la perderíamos, aunque algo se podría montar porque muchos llegamos a creer que eso era el latido del corazón del coche. Otro elemento que habría que adaptar es el ordenador de a bordo a través del cual el coche habla con Michael. En versión reducida debería incluirse en los relojes de la moto, sin olvidar las luces que se mueven cada vez que el vehículo dice algo. Al ser una moto, la voz debería llegar también a través del casco. Eso es innegociable, porque la relación entre coche y justiciero es de lo mejor de la serie. Llegas un poco a la conclusión que daba igual si KITT era un automóvil, una motocicleta o un patinete, ya que el vínculo entre los dos protagonistas consiguió trascender a cuestiones puramente materiales.
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KITT era también un coche con vida propia que iba solo. Con el tiempo, han sido muchos los que se han dedicado a encontrar al conductor disfrazado y escondido dentro del Pontiac en las escenas en las que Michael le llamaba para que le echara una mano. Aquel mítico “KITT, te necesito”. En el caso de la moto, eso se complica, pero por suerte los efectos especiales han mejorado una barbaridad y, si la serie se rodara hoy, no habría problema para que también se moviera de manera autónoma sin tener que camuflar a una personita pequeña.
Otro de los elementos innegociables es el botón de ‘turbo boost’, gracias al cual KITT pegaba unos saltos tremendos para sortear todo tipo de obstáculos. Se conoce que tuvieron que reponer el coche en multitud de ocasiones porque acababa destrozado después de cada rodaje. En el caso de la moto, si el piloto doblador es un poco hábil, no sería necesario tener muchas máquinas de repuesto. Pero ese extra debería estar sí o sí en la versión motera porque a los seguidores de la serie nos dio grandes momentos de emoción y esperábamos que en cada capítulo fuera necesario darle al botón como mínimo en una ocasión.
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Tampoco se podría prescindir de los personajes secundarios, que básicamente son los dos que van en el camión nodriza de la empresa que inventó el coche. Nos referimos a Devon Miles y Bonnie Barstow, que son algo así como el Equipo Repsol Honda de KITT.
En cualquier caso, sea un coche o una moto, esta serie consiguió enamorar a toda una generación que todavía hoy sigue silbando la archiconocida sintonía de ‘El coche fantástico’.