Las motos hay que verlas en directo. Tocarlas, olerlas, escucharlas y probarlas es lo que genera ese flechazo sin vuelta atrás. Pero no siempre es posible tenerlas al alcance, así que lo más inteligente es buscar la manera de disfrutarlas desde la distancia. Uno puede ponerse una peli motera y saciar su hambre. También se puede echar mano de un buen libro en el que las motos sean las protagonistas. En el caso que contamos hoy tienen un papel principal, pero con un actor secundario de lujo: Steve McQueen.
En anteriores ediciones del Box Repsol ya contamos al detalle la escena de la película ’La gran evasión’ en la que este inmenso actor -y piloto- demuestra su habilidad a lomos de una Triumph en su intento de escapar del ejército nazi. En el libro ‘Las máquinas de McQueen’ (editado por Motorbooks), Matt Stone desgrana la perfecta simbiosis entre el intérprete y sus vehículos. Buceando por las páginas de esta obra, cualquiera podría pensar que es la biografía fotográfica de un fetichista del motor. O la de un multimillonario con una afición carísima. Pero si se conoce un poco la historia del protagonista, es fácil intuir que no se trata de simple coleccionismo. Lo suyo era más bien supervivencia gracias a los caballos y los cilindros.
El libro es un repaso de la trayectoria de McQueen a través de la velocidad. Un legado puede medirse en éxitos, en la huella que uno deja en el mundo. En el caso de ‘Las máquinas de McQueen’, el objetivo es repasar su existencia a través de las motos y los coches que pasaron por su garaje. Así, el autor traza un guión en el que se habla de sus parejas, de sus películas, de sus momentos buenos y malos. Todo, vinculado y perfectamente unido a un vehículo en concreto para cada instante.
Matt Stone no se limitó a recoger la lista de máquinas que pasaron por las manos de Steve McQueen. Para completar el libro y darle un formato lo más riguroso posible, entrevistó a familiares y amigos cercanos del actor, que murió de cáncer en 1980. Uno de los que más participó fue el hijo del intérprete, Chad, que aporta anécdotas y recuerdos de una infancia en la que siempre aparece un coche o una moto.
Todavía hoy conduce alguno de los Porsche de su padre, su marca de autos preferida, como bien pudo comprobarse en una de sus películas más celebradas por los aficionados al motor, ‘Le Mans’. Los primeros minutos de esta cinta, con McQueen conduciendo un 911S de 1970 por el pueblo que da nombre a este mítico circuito francés, son de lágrima y boca abierta. La primera esposa del actor, Neile Adams, también aporta su testimonio, así como fotos inéditas que ayudan a dar a la obra un toque más personal.
Ningún otro actor de Hollywood ha estado nunca tan vinculado al mundo del motor como lo estuvo Steve McQueen, que llegó a competir tanto en coches como en motos. El libro exhibe el impecable Ford Mustang GT Fastback de 1968 con el que protagonizó en ‘Bullitt’ una de las persecuciones en coche más brutales de la historia del cine. También el Rolls-Royce Silver Shadow que usó en ‘The Thomas Crown Affair’.
En el apartado de motos, destacan, al margen de la ya mencionada Triumph, una Crocker ‘Hemi-head’ V-Twin de 1934 y una Indian Powerplus Daytona de 1920. Estas dos últimas alcanzaron precios récord cuando fueron subastadas. ¿Qué se debe sentir al pilotar una moto de Steve McQueen?