La motocicleta es el máximo icono de individualidad que existe, pero los clubes de motoristas ofrecen una magnífica experiencia común en la que además aprenderás mucho más que por tu cuenta.
Afortunadamente, la negativa imagen que durante décadas se labraron algunos icónicos clubes de motoristas se va desvaneciendo ante la realidad. Olvídate de una vida de excesos al filo de la ley. La inmensa mayoría de los clubes para motoristas sólo agrupan a apasionados que buscan una maximizar su experiencia al manillar de una motocicleta; a menudo con poco o nada que ver con su actividad diaria.
La orientación de cada club de motoristas puede resultar de lo más variada. Los más conocidos suelen ser los clubes de motos custom, pero lo cierto es que cualquier referencia sirve para unir a motoristas con pasiones comunes. Motos de gran turismo, de enduro o Trial, clásicas, sidecars, Scooters de pequeña y gran cilindrada, bicilíndricas italianas o motos exclusivamente británicas. Las posibilidades son tantas como tipos de motocicleta puedan existir y lo mejor de todo es que tú mismo puedes crear un club de motoristas.
Un pequeño grupo de amigos que realizan salidas juntos y tienen el compromiso en común para llevar adelante el proyecto es suficiente para dar los primeros pasos y constituirse en club de motoristas. Las actividades del club quedan a gusto de sus miembros, pero suelen abarcar salidas de fin de semana, concentraciones, viajes, actividades con otros clubes, reuniones conmemorativas y todo lo que se te pueda ocurrir alrededor del motociclismo y su idiosincrasia.
Los chicos del HDC de Madrid cuentan su propia experiencia: “Hay clubes más radicales y también los oficiales de los fabricantes, pero en Madrid no había ningún HDC (Harley-Davidson Club) y decidimos montar el nuestro. A raíz de ello comenzaron a unirse primeros socios, se crearon unos estatutos, el reglamento interno y se dio de alta el club como asociación cultural en el Ministerio del Interior. A partir de ahí, optamos a entrar en la Federación Española. Estuvimos dos años como aspirantes y entramos finalmente como socios; también en la europea. Para lograr este objetivo el club debe tener suficiente número de socios y estos asistir a los eventos.
El compromiso económico de pertenecer a un club es prácticamente testimonial. Los miembros suelen aportar una cuota anual de unos 100 €, un capital destinado a gastos cotidianos del club, como imprimir vestimenta conmemorativa, parches, y disponer de cierto remanente para imprevistos.
Puedes ser motorista de ir por libre cómo y con quien quieras; o puedes pertenecer a una “familia” entre comillas, con la que tener una mayor implicación. Una de las mayores ventajas de pertenecer a un club federado es que, estés donde estés, siempre vas a encontrar motoristas que te van apoyar y a echarte una mano si lo necesitas, y también podrás brindar la misma ayuda llegado el caso.
“La imagen algo distorsionada de que se tiene de los clubes no tiene realmente nada que ver con la realidad”, apunta uno de los miembros del HDC Madrid. “En un club puedes encontrar desde un mecánico de motos a trabajadores sanitarios, de banca, informáticos, escoltas o azafatas de vuelo. Son profesiones muy dispares, pero a todos nos une la misma pasión por la motocicleta”, concluye con orgullo.
Foto cabecera: Ux Gun | Flickr