Comenzaron reuniéndose varios amigos en moto y casi 20 años después tienen que limitar los asistentes a su concentración anual porque desbordan la localidad de Ribaforada (Comunidad Foral de Navarra). Ahora preparan la de invierno.
Imagínate que formas parte de un grupo de amigos y sales en moto por las carreteras de Navarra en un entorno completamente espectacular. Si has rodado por allí o has cruzado la frontera con Francia por el paso de Roncesvalles, sabes de lo que estamos hablando. Un sitio así hay que compartirlo y eso es lo que hicieron definitivamente en 1999 los Caballos de Fuego, que se habían constituido poco antes como club.
Decidieron probar suerte y convocar su propia concentración; la llamaron “La Pellejo”. ¿Eh? Sí, a ver. Un pellejo es una bota de vino tradicional de unos diez litros de capacidad.
Esperaban cien inscritos y aparecieron trescientos cincuenta. Para que te hagas una idea, Ribaforada apenas tiene 3.700 habitantes, pero existe en ella una larga tradición motociclista que había comenzado unos años antes, cuando las motos de gran cilindrada habían enganchado a varios vecinos y otros tantos les siguieron. Tal como a algunos les gusta llamar las cosas, digamos que Ribaforada comenzó a ser una población Bike friendly (no te creas que hay muchas).
El poder de convocatoria de los Caballos de Fuego y el programa de aquella primera edición desbordó completamente las expectativas. Esperaban cierta asistencia, pero en aquel momento se cimentó el carácter de una reunión que desde entonces se viene celebrando cada año en la segunda quincena del mes de agosto en el centro de Ribaforada.
El éxito inicial no se detuvo ahí. Durante los años siguientes “La Pellejo” acogió regularmente alrededor de ochocientos asistentes, pero finalmente se limitó a quinientos para evitar las aglomeraciones y mantener todo bajo control. De hecho, se guardan cien plazas para imprevistos y si hacen faltan más no te dejarán tirado, pero se lo pones mucho más fácil si te inscribes con antelación.
El plan es pasar el fin de semana en un gran ambiente; comida, bebida, concursos, sorteos, exhibiciones, actuaciones y buenas conversaciones entre motoristas. El domingo se organiza una ruta hacia el Moncayo, algo que no te puedes perder. Los Caballos de fuego se traen las mejores anécdotas de otras concentraciones, ya que en la suya tienen que estar pendientes de que todo funcione.
El club está vinculado a la Federación Española, condición indispensable para organizar eventos. No se rige por un tipo de moto en particular, sino que tiene motoristas de todo tipo, así que por raro que seas, siempre serás bienvenido.
Su presidente, Javier Pérez, fundó Caballos de Fuego hace 18 años. Nos cuenta que la concentración comienza oficialmente el sábado, pero el viernes ya empieza a venir gente. Antes, el viernes cenaban juntos unos cuantos, pero pronto comenzaron a acudir más inscritos y ahora se ha convertido en una cena con una actuación para la noche del viernes con trescientas personas.
Este invierno celebrarán la concentración “Kalamoco”, el último fin de semana de enero. Conviene explicar que un kalamoco es lo que seguramente tú conozcas como un carámbano de hielo, pero ya sabes que en cada sitio llaman a las cosas como les da la gana. Resumiendo; allí hace mucho frío en esa época del año. Organizaron la primera edición el año pasado en una dehesa próxima. Esperaban cien asistentes y aparecieron doscientos cincuenta.
Y todo esto con sólo treinta socios permanentes, que con los habituales que acuden a las rutas de fin de semana apenas suman cien. Algo deben hacer bien en un sitio para montar en moto fuera de lo común.
Foto cabecera: Página Facebook