Por cualesquiera que sean tus razones, si has decidido comprar una moto de segunda mano ésa es desde luego una gran opción, aunque deberás tener en cuenta algunos detalles.
A no ser que poseas una joya sobre dos ruedas del tipo Honda NR750, toda moto comienza a perder valor desde el momento en que se matricula. A la hora de comprar, sin embargo, esto juega evidentemente a tu favor. A fin de cuentas, en un camino más corto y económico hasta esa moto en concreto que no pudiste tener en su momento o, simplemente, el medio de transporte que buscas sin invertir lo que cuesta estrenar moto o scooter en una tienda.
La forma más rápida de buscar moto de segunda mano está obviamente en decenas de páginas dedicadas a la compraventa en Internet. Con las posibilidades que ofrecen estas plataformas, es fácil consultar varios modelos al mismo tiempo y tener así una perspectiva más amplia de la oferta en cilindrada, precio u orientación similar.
Cuando encuentras el modelo que buscas, es fácil dejarte llevar por el precio más bajo, pero es importante que tengas en cuenta varios detalles iniciales, como el año del modelo y el kilometraje para empezar. Recuerda que una moto de segunda mano un poco más cara con cierto uso, puede ser mejor opción que una más barata con bastante más kilometraje. Asegúrate de que la relación ‘‘precio-año-km’’ sea proporcional. La demarcación geográfica en que se encuentra cada opción también es importante. A veces, estar dispuesto a darte una vuelta en tren con paseo en moto, o en coche con un remolque, ampliará sensiblemente tus opciones de hacer un buen trato.
Si algún modelo ha llamado especialmente tu atención, examina a conciencia el material gráfico y la información que ofrezca el vendedor. En este sentido, más es más. Todo lo que te aporte sobre el uso, revisiones o caídas estará bien, aunque ya tendrás ocasión de comprobarlo en persona. Las fotos pueden revelar el estado general de una moto, pero a menudo no permiten apreciar muchos detalles. Al menos sí podrás comprobar si la decoración es la original y qué accesorios ha montado el actual propietario. Cuanto más conserve de serie, mejor.
En el caso de las motos deportivas, está muy bien hacerse con una mítica japonesa de los 90, ahora a precios realmente accesibles. Con este tipo de moto, como en otras, si se da el caso, debes tener en cuenta que los escapes de la industria auxiliar molan, pero recuerda que deberás ser tú el que tenga que presentarse en la ITV con esa moto, así que es mejor una unidad con escape y el resto de componentes de serie.
Con la moto que más te ha gustado en vivo delante, podrás comprobar si tiene arañazos en carrocería, retrovisores, extremos del manillar, estribos o puntas de horquilla, lugares especialmente expuestos en las caídas. Las manchas de grasa en un motor pueden revelar pérdidas. Comprobar el libro de revisiones y las facturas de posibles reparaciones te permitirán saber más sobre tu futura moto.
Asegúrate de que te entreguen el manual del propietario del modelo y, si quieres ir un poco más allá, consigue el manual de taller del modelo, que es fácil de encontrar en Internet. Pon atención en la prueba que puedas hacer con la moto, sea solo o acompañado por el vendedor.
Intenta llegar a un trato lo más justo posible para ti, así como para tu comprador.
La decoración original, por otra parte, junto a una matrícula que coincida con el año de fabricación, es una señal de normalidad. Más aún si consultas al importador y le facilitas el número de motor y todo resulta en su sitio.
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Foto cabecera: Pexels