En los años sesenta, setenta y ochenta la palabra Scalextric salía en la mayoría de las cartas dirigidas por los niños y no tan niños a los Reyes Magos (lo de Santa Claus vino más adelante). Sin duda alguna, el mítico Scalextric ha sido el juguete estrella de varias generaciones y la recompensa de más de un estudiante por sacar buenas notas.
En aquellos años previos a la aparición de las primeras consolas y los ordenadores domésticos la vida de un niño era mucho más simple y teníamos que complicárnosla creando los circuitos más inverosímiles y añadiéndoles “emoción” a las pistas. Un poco de cacao en polvo por aquí, unas pizcas de harina por allá y ya teníamos montado un circuito de rally con su barro y su nieve haciendo derrapar las ruedecitas del SEAT 600 o el Mercedes 250 en las curvas.
Fueron años felices en los que mi imaginación no tenía límites a la hora de crear campeonatos y circuitos en mi habitación y el pasillo de casa. Sin embargo, como apasionado de las dos ruedas siempre me quedé con las ganas de disputar con mis amigos un carrera de motos en nuestras pistas de Scalextric.
Hasta que en 2008 la empresa catalana Tecnitoys lanzó Scalextric® Compact MotoGP, un circuito con licencia oficial MotoGP que cuenta con las motos de Valentino Rossi y Dani Pedrosa.
Muchas cosas han cambiado: la escala de las motos es algo más pequeña que la de los coches, el imán de las motos es más potente para ganar estabilidad y el montaje de las pistas es más fácil y simple. Pero fue tomar un mando, apretar suavemente el gatillo, ver plegar la Honda de Pedrosa en la primera curva y volví a sentir esas mismas emociones de cuando era un niño. Eso sí, esta vez con la satisfacción de hacerlo sobre 2 ruedas. Como siempre, como nunca.
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