San Marino, como diminuta ‘aldea’ rodeada de tierras italianas, podría pensarse que aquí solo se alimentan de pasta y pizzas. Pero no. Esos orígenes más antiguos que el propio imperio romano han dotado a San Marino de una paleta de platos autóctona y diferenciada. El Mundial de motos recala en este país entre el 8 y el 10 de septiembre. Estos son algunos de los manjares típicos del lugar que los pilotos, por aquello de mimar la dieta, no llegarán a probar. Pero si tú tienes la suerte de pasar por aquí, recuerda bien estos platos. Y disfrútalos.
La producción local, garantizada por el Consorzio Terra di San Marino, es rica en embutidos, leche, queso y carne. También tienen vino propio, bajo el sello del Consorzio Vini Tipici. La piadina es uno de los preparados más tradicionales. Para que se entienda de manera gráfica, viene a ser un calzone a medio cerrar relleno de todo lo que buenamente se quiera o se pueda. En su interior, en el caso sanmarinense, suele encontrarse bresaola (finas lonchas de carne de ternera) y mozzarella. También tomate y lechuga.
Otro de los platos más populares es el fagioli con le cotiche, una sopa de judías y tocino que se sirve sobre todo en Navidad. Viene a ser el cocido madrileño o la sopa de galets catalana. Este potaje se prepara en apenas 20 minutos, pero para que sepa casero de verdad requiere de 12 horas de reposo.
Más allá de la buena pasta que sirven los cerca de 60 restaurantes del microestado de San Marino, el comensal puede echar mano de la excepcional carne de la región: pollo ‘alla diavola’, codornices en salmorejo, conejo al horno, chuletas a la boloñesa o saltimbocca, un plato originario de Brescia que se hizo famoso gracias a Pellegrino Artusi, el padre de la cocina italiana moderna.
En cuanto a los postres, destacan el cacciatello, una tarta a base de leche, azúcar y huevos, y el bustrengo, que viene a ser una tarta de manzana tuneada. También vale la pena atreverse con la torta tre monti, inspirada en las Tres Torres de San Marino, con capas de barquillo recubierto de chocolate.
Para regar todo este ágape, ahí van algunas sugerencias de vinos locales. Vale la pena degustarlos porque la producción es tan reducida que apenas se exporta. Algunos de los más renombrados son el Sangiovese, el tinto básico de San Marino producido con las uvas del mismo nombre; el Tessano o el Brugneto, tintos envejecidos en barrica, o el Roncale, el blanco nativo más habitual en las cartas.
Buen provecho. O como te dirán en San Marino, buon appetito!!
Consorzio Terra di San Marino
Foto cabecera: Maniano | Wikimedia