El ISA es la inteligencia artificial que te salvará la vida en carretera. La velocidad es actualmente el principal factor de la seguridad del tráfico en las carreteras de la Unión Europea. Una velocidad excesiva o inapropiada está presente en uno de cada tres accidentes mortales y constituye un agravante en la mayoría de colisiones. Se calcula que cada año se podrían salvar 2.100 vidas en la carretera si la velocidad media de la circulación real en la UE se redujera en un 1 km/h. Suena sencillo, pero en la práctica no lo es.
La Comisión Europea lleva años desarrollando el sistema ISA (Adaptador de Velocidad Inteligente, por sus siglas en inglés) y será obligatorio para automóviles, camiones y furgonetas a partir de 2022. Sin embargo, puedes estar seguro de que no tardará en llegar a la motocicleta.
El ISA consiste en un dispositivo interno del vehículo que ayuda al conductor a mantener el límite de velocidad de la vía que transita. En realidad, ISA es el resultado de combinar varios sistemas. Las simulaciones de conducción y las pruebas de campo demuestran efectos positivos en el control de la velocidad y se espera que tenga una positiva influencia en la seguridad del tráfico. Aproximadamente, un 25% de los conductores europeos consideran que un dispositivo como el ISA podría tener una gran utilidad. Tras haber probado el sistema sobre el terreno, ese porcentaje tiende a aumentar.
El ISA utiliza la posición del vehículo en una red viaria en relación al límite de velocidad existente. Puede ayudar al conductor a mantener el límite de velocidad en todo momento y cada tramo de la vía. La actualización constante del límite, debido a las condiciones de la circulación, es una de sus principales ventajas frente a los tradicionales limitadores de velocidad.
La versión abierta de ISA avisa visual o acústicamente al conductor de que está rebasando el límite de velocidad, siendo elección de éste aminorar o no la velocidad. Se trata, por tanto, de un sistema que suministra información.
El modo semiabierto de ISA aumenta su influencia sobre la conducción al regular automáticamente el acelerador cuando se rebasa el límite de velocidad, una función denominada “acelerador activo”. El conductor puede igualmente mantener el exceso de velocidad manualmente, pero la conducción se hace menos confortable por la presión que se percibe en el pedal o el puño del acelerador.
La función cerrada de ISA limita automáticamente la velocidad cuando se rebasa el límite. Se puede programar de forma obligatoria o voluntaria. Para este último modo, el conductor debe desconectar el sistema mediante un interruptor. Gracias al avance de la tecnología, el sistema se mantiene permanentemente actualizado y ofrece información en tiempo real, de forma que el límite de velocidad también puede variar por las circunstancias particulares de la vía.
Sin embargo, no todo parecen ser ventajas. Algunos estudios destacaron efectos negativos en los inicios del ISA, como la propensión de los conductores a circular más rápido en tramos donde no está disponible el sistema o la caída de atención en el mismo escenario. Al mismo tiempo, el exceso de confianza en el sistema puede distraer al conductor de la observación de las circunstancias reales del tráfico. El límite automático de velocidad también puede producir frustración.
Si nos ceñimos a las previsiones, los accidentes con lesiones graves podrían reducirse en un 20% aumentando incluso ese porcentaje en las víctimas mortales. En cuanto al consumo de combustible y emisiones contaminantes, estos también se reducirían notablemente sin afectar apenas a los tiempos de viaje.