La construcción de rotondas en nuestra geografía se ha masificado. Los proyectos de urbanismo de nuestras ciudades cada vez incluyen más elementos de este tipo. De hecho, tras Francia, Reino Unido e Italia, somos el cuarto país del mundo en lo que a número de rotondas se refiere. Estas construcciones surgieron con la idea de facilitar el tráfico en cruces conflictivos, pero en algunos puntos de nuestra geografía, circular por ellas no resulta una tarea sencilla debido a la enorme intensidad de tráfico que deben soportar. Las rotondas de varios carriles se instalaron en intersecciones donde el volumen de tráfico era tan elevado que superaba la capacidad de una glorieta de un solo carril. En éstas, en ocasiones, la confusión sobre qué vehículo tiene prioridad al cambiar de carril o de salir provoca incidentes y no pocas colisiones.
¿Qué es una turbo rotonda?
Para solucionar esos problemas en la circulación y conseguir que el tráfico sea más fluido, hace poco más de 25 años que en Holanda se construyeron unas rotondas atípicas que se bautizaron como “turbo rotondas” y en las que la isleta central no posee la habitual forma circular. La primera rotonda o glorieta de este tipo que se construyó en España data de 2009, y fue en la localidad asturiana de Grado.
Las turbo rotondas canalizan todo el tráfico desde distintas entradas dependiendo del destino que se pretende seguir. Por tanto, cada conductor debe seleccionar qué lugar debe ocupar en la entrada para dirigirse correctamente a la salida que desea tomar. Además, al no haber semáforos, debe ceder el paso a los vehículos que ya circulan en el interior de la rotonda, algo comparable a lo que sucede en las rotondas “tradicionales”.
¿Cómo se debe circular por una turbo rotonda?
El elemento más importante de las turbo rotondas es el carril en forma de espiral, marcado con línea continua que impide invadir el carril contiguo. El resultado es un aumento de la seguridad vial y de la capacidad de la propia rotonda para fomentar la conducción preventiva. No tienen dos carriles a lo largo de toda la glorieta, si bien existen zonas en las que se requieren. Su tamaño es, en general, comparable al de una rotonda estándar de dos carriles, con un diámetro aproximado de 50 metros.
En las turbo rotondas hay un solo carril que se aproxima y que luego se divide en varios de giro. Antes de entrar, los conductores deben tener claro hacia dónde quieren ir y colocarse en el carril correcto, pues una vez dentro no podrán cambiar. Gracias a esto, los vehículos salen de la “turbo rotonda” sin verse implicados en situaciones de colisión frontales o laterales. También las curvas que describen ya no son totalmente circulares y hay que corregir el ángulo de giro para trazarlas debidamente.
Curiosidades de las turbo rotondas
Hay que tener en cuenta que las turbo rotondas no están diseñadas para incluir pasos de peatones. Este nuevo planteamiento de glorieta ubica los citados pasos para peatones fuera del “anillo” y, según la calzada, un poco distanciados para favorecer su visibilidad y seguridad. En las turbo rotondas existentes se ha observado que hay peatones que incumplen las normas, no utilizando los lugares específicos para cruzar y haciéndolo directamente en la turbo rotonda.
Otra de las peculiaridades de las turbo rotondas es que carecen de carril exterior, causante de situaciones conflictivas que pueden acabar en colisión. Es decir, su diseño elimina la preferencia del carril exterior y todos ellos pasan a tener utilidad, siendo el propio carril el que guía al conductor desde la entrada a su salida previamente seleccionada, lo que neutraliza el riesgo de golpe lateral. De paso, el mayor radio de curvatura obliga a bajar la velocidad.
Ventajas de las turbo rotonda
Las ventajas de una turbo rotonda con respecto a una “convencional” es que se reduce el número de puntos de conflicto de 16 a 10 al eliminar los problemas por la invasión del carril contiguo. Otro beneficio adicional es que el tráfico que circula en la dirección principal sólo ha de considerar un carril antes de entrar, por lo que son más seguras.
En estudios comparativos que se han realizado sobre la capacidad de una turbo rotonda frente a la “convencional” de dos carriles, se ha comprobado que la primera admite entre un 25 y un 35 por ciento más de tráfico, según su volumen, el diseño de la obra y el comportamiento del conductor. También es cierto que una turbo rotonda es mucho más fácil de utilizar por aquellos conductores que pasan por ella de manera habitual, que los que lo hacen de forma ocasional o esporádica.
Lo cierto es que en España ya se han construido varias con buenos resultados, por lo que todo apunta a que las turbo rotondas cada vez van a ser más habituales en nuestras carreteras, tanto en el interior como en el extrarradio de nuestras ciudades.
Según apunta Carlos Suarez, ingeniero del tráfico y planificador de transportes «las turborrotondas son más sencillas de usar. Hay que tomar menos decisiones al utilizarlas. Gracias a ellas la circulación es más ágil y aceptan un mayor volumen de tráfico. Además, al eliminar los cambios de carril mientras se circula por ellas, se reducen los puntos de conflicto. Durante la aproximación a una turbo rotonda es fundamental observar la señalización para situarse en el carril correcto antes de entrar en ella«.