Elegir cuáles han sido las mejores victorias, las más espectaculares de Ángel Nieto, no resulta sencillo cuando estamos hablando de un piloto que ha ganado 90 Grandes Premios y 123 carreras de Campeonato de España. Sumando estos éxitos a los múltiples conseguidos en diferentes competiciones, nos encontramos con que Nieto consiguió algo más de 300 victorias a lo largo de su carrera deportiva. No hay muchos pilotos que puedan decir lo mismo.
Pero si tenemos que hacer una selección, qué duda cabe que nos debemos centrar en las victorias conseguidas en el Mundial, las más complejas y exigentes por el alto nivel de la competición. Elegir entre noventa no es sencillo, pero quizás estos sean sus éxitos más significativos.
1969 GP República Democrática de Alemania
El triunfo conseguido por Nieto en Sachsenring en 1969 con su Derbi 50 c. c. es importante porque fue el primero. Aquella fue una carrera cargada de emociones. En los entrenamientos había perdido la vida Bill Ivy, uno de los pilotos más carismáticos del Campeonato, a quien le sorprendió el gripaje de su Jawa 350, que lo lanzó fuera de su moto, sufriendo una caída fatal. Su muerte consternó al paddock, y en ese ambiente de tristeza tuvieron que hacerse las carreras al día siguiente.
Nieto se veía bajo presión, porque avanzaba el campeonato pero no conseguía posicionarse en la lucha por el título. En Sachsenring, él y su compañero Santiago Herrero hicieron la carrera juntos, escapados del resto, batiendo ambos el récord de la pista en cada vuelta. Herrero lideraba y Nieto estaba pegado a su rueda. La carrera parecía definida para el piloto de OSSA, que en Derbi cumplía labores de escudero, así que llegando a las últimas curvas Herrero se abrió y dejó paso a Nieto, que se adjudicó así su primera victoria. “Con la victoria me quité de encima un peso importante. Yo no sabía lo que iba a venir después, pero esa primera victoria te relaja, te permite mirar ya otros objetivos”, dijo años después.
1971 GP de Holanda
Ángel Nieto es el piloto que más victorias ha conseguido en Assen, quince nada menos. Se sentía muy a gusto en la pista holandesa, técnica y exigente; un trazado donde siempre supo sacar a relucir todo su talento. De hecho, ha sido uno de los pocos circuitos donde ha conseguido firmar dobletes –en 50 c. c. y 125 c. c.–, tres nada menos, y el primero de todos llegó en 1971. Aquella temporada, ganar en 50 c. c. y en Assen tenía un doble significado, porque lo hacía delante de su mayor rival, el holandés Jan de Vries, defendiendo su corona y afianzando sus posibilidades de volver a ser Campeón. Aquel doble triunfo fue toda una demostración de su capacidad.
1971 GP de España
La intensa temporada de 1971 le llevó hasta la última carrera, el Gran Premio de España en el Jarama, con posibilidades de ser Campeón en las dos categorías. Pero todo pasaba por imponerse en las dos carreras. Aquello despertó por primera vez la afición al motociclismo en España, que hasta entonces estaba limitada a un ámbito muy restringido. Los medios de comunicación de la época, prensa, radio y televisión, pusieron la figura de Nieto en la mesa camilla de todos los hogares españoles, y el domingo de la carrera, el Jarama amaneció desbordado, con un lleno histórico.
Sin embargo, a poco de empezar la carrera de 50, todo se torció. Nieto se cayó en la primera vuelta y se produjo una fea herida en la rodilla. Fue evacuado en camilla, de un modo un tanto aparatoso, y en las gradas cundió el desánimo. Muchos habían ido simplemente al calor de los éxitos de Nieto, y si Nieto se quedaba fuera… Tras las primeras carreras, el público empezó a abandonar el Jarama. Cojeando y visiblemente dolorido, Nieto acudió a la torre de control y habló por megafonía: “Soy Ángel Nieto. No os vayáis, que voy a correr en 125”. Y el público se quedó. Haciendo de tripas corazón, Nieto echó el resto en las primeras vueltas, sorprendiendo a Barry Sheene, su rival por el título, que no fue capaz de seguirle. Nieto ganó la carrera y nada más pasar la meta paró, agotado. No tenía nada más que ese impulso inicial, el resto de la carrera fue un sufrimiento continuo. Si Sheene le hubiera apretado, no habría podido con el británico. Fue una de sus primeras demostraciones de su picardía sobre la moto.
1979 GP del Reino Unido
En 1979 corría con Minarelli en el Mundial y con Derbi en el Campeonato de España. La marca vallesana le propuso correr una prueba internacional en el peligroso trazado portugués de Vila Real, con tan mala fortuna que tuvo una grave caída en la carrera de 250: fractura de pelvis, maléolo derecho, y un dedo del pie izquierdo. Por fortuna tenía el título bien encarrilado, pero en su ausencia varios pilotos se ofrecieron a Minarelli para llevar su moto. En aquellos días los contratos y los acuerdos eran muy volátiles, así que había que estar muy atento a quién se subía en tu moto. Cuando supo que el suizo Bruno Kneubühler se había ofrecido, no se lo pensó dos veces: había que volver a correr.
Durante su ausencia en las carreras de Finlandia y Suecia, las circunstancias le permitieron coronarse campeón, pero Nieto ya pensaba en el futuro. No había pasado ni un mes del accidente, cuando se presentó en Silverstone y se quitó las escayolas. Apenas podía andar. Como las salidas se daban en parado, le costó un esfuerzo enorme empujar la moto, salió mal –como era habitual en él–, pero una vez en marcha remontó a todo el pelotón y ganó con autoridad, “a lo Nieto”, imponiéndose en la última curva y dejando claro que nadie le iba a quitar su contrato.
1982 GP del Reino Unido
Entre 1981 y 1984 Nieto vivió una etapa intratable, tenía la mejor moto y él era el mejor piloto de la categoría de 125 c. c. A veces le surgían competidores que le apretaban las clavijas, pero siempre sabía sobreponerse y ganar. Una de esas ocasiones fue el Gran Premio del Reino Unido de 1982, en Silverstone, donde se tuvo que enfrentar a Ricardo Tormo. Siempre tuvieron una relación cordial, pero en aquel momento, por circunstancias ajenas, el ambiente entre ellos se había enrarecido. Hicieron una carrera memorable, con continuos adelantamientos, vaciándose literalmente en la pista ambos, mientras el tercero, Bianchi, rodaba a diez segundos. Nieto se impuso por una centésima, pero siempre con la duda de si él fue realmente el ganador. Instintivamente levantó la mano al entrar en meta. “Quizás por alzar la mano me terminaron dando la victoria, pero no tengo claro que yo fuera el ganador”, confesó.
1984 GP de las Naciones
Varias generaciones de pilotos italianos se desesperaron con Nieto. No solo les ganaba, sino que lo hacía con motos italianas. A veces se envalentonaban tanto que terminaron convertidos en auténticos fanfarrones. Maurizio Vitali, conocedor de lo supersticioso que era Nieto, pintó un gato negro en el colín de su MBA, pero ni por esas pudo con el maestro. En el Gran Premio de las Naciones, en Misano, la primera carrera de la temporada, el italiano hizo la ‘pole’ y se envalentonó: “Este año Nieto va a bailar al son que yo toque”. Nieto leyó los titulares y no dijo nada. Se guardó todo para la carrera. Volvió a hacer una carrera “a lo Nieto”. En su remontada le endosó un segundo a la pole de Vitali, que rodaba en cabeza, destacado con Lazzarini, el compañero de Nieto. Ángel los cazó a mitad de carrera y se fue, liderando con mucha ventaja. Con la bandera de cuadros a la vista, Nieto bajó el ritmo, se alzó y echó la mirada atrás, buscando a Vitali. Le hizo un gesto con la mano, “ven, ven”, y ganó así, a medio gas, y después de meta le requería, moviendo la cabeza: “¿Quién va a bailar, quién?”.
1984 GP de Alemania
El arrollador inicio de Nieto y la confianza que tenían en sus éxitos provocó que el director del equipo Garelli, Daniele Agrati, le hiciera una petición especial en Nürburgring: que ayudara a ganar a Lazzarini. Todo el mundo tiene su corazoncito. Nieto accedió. En la carrera, Vitali se escapó llegando a tener cinco segundos de ventaja, mientras detrás se formó un pequeño pelotón con Cadalora, Lazzarini, Gresini y Nieto, que esperaba la reacción de su compañero. Lazzarini no estaba para fiestas. Nieto decide tirar del grupo y cazar a Vitali, consigue engancharlo, y permite que Lazzarini lidere, cumpliendo órdenes de equipo. Pero el ritmo es lento y llegan más pilotos. A cada paso por meta, Nieto miraba al pit lane esperando instrucciones. Se encogía de hombros, como diciendo, ¿qué hago? Aguanta con su compañero, tira de él. No hay manera. A falta de dos vueltas vuelve a girarse hacia el muro: “¡Vete!”, le dicen desesperados. Y en dos vueltas resolvió la carrera y ganó. Al terminar, antes de los abrazos y las celebraciones, coge a Agrati y a Lazzarini, muy serio, y les dice: “No me volváis a pedir esto nunca más”.
1985 GP de Francia
La temporada 1985 marcaba un nuevo desafío: el Mundial de 250 c. c. con Garelli. Pero aquella moto fue un fiasco absoluto. En las primeras carreras ni siquiera fue capaz de clasificarse en entrenamientos. Nieto se replantó todo. Probó una Garelli 125 para comprobar que no ha perdido el ritmo, y rodó bien. Casi por sorpresa, surgió la oportunidad de probar la Derbi 80, y la firma vallesana, recordando los viejos y buenos tiempos, reclutó a Nieto como apoyo para Jorge Martínez “Aspar” en su lucha con Stefan Dorflinger. Debutó en Assen, su pista talismán, pero falló el motor. Tres semanas después, en Le Mans, Derbi sufrió una jornada catastrófica, con las caídas de “Aspar” y Herreros. Pero Nieto, que había salido mal, como siempre, remontó poco a poco, ganando confianza en cada vuelta, hasta llegar a la cabeza. Dorflinger le plantó cara, pero se tuvo que rendir. Y Nieto sumó una victoria más, la número 90, la que cerraba su brillante trayectoria en el Mundial.