¡Hola de nuevo! Es mi segundo blog en Box Repsol y en esta ocasión os voy a hablar de un tema menos conocido, pero que forma parte de mi esencia, de mis raíces y, por ello, he llegado a ser quien soy. Y todo empezó con Alex Barros, expiloto brasileño de MotoGP que se convirtió en mi ídolo y referente.
Me acuerdo de pocas cosas de cuando era pequeño, pero sí recuerdo que, cuando no estábamos entrenando, en casa veía todas las carreras de MotoGP con mi padre y con mi hermano. Y uno de los recuerdos que tengo es el de ver a Alex en el equipo de Sito Pons, con una moto amarilla. En esa época él iba bastante rápido, luchando por ganar carreras., pero el problema que tenía es que se caía mucho, muchísimo, igual que yo. De hecho, siempre que me caía, recuerdo ver a mi padre y a mi hermano diciendo: «míralo, ya se ha vuelto a caer”. Así que con Alex, tuve esa sensación de sentirme identificado y me empezó a gustar desde pequeño.
Quizá fue por esa vinculación por la que decidí crear mi identidad alrededor del número 4, el dorsal que él llevaba. Recuerdo que yo quería llevar ese mismo número en mis inicios, pero al estar ocupado, acabé escogiendo el 44.
Y, de hecho, ahora para mí el 44 significa mis inicios, el siempre creer en algo o en alguna persona que te gusta, el seguir fiel a tus ideales, vayan bien o mal las cosas. Hay muchos pilotos que, cuando las cosas van mal, se cambian el casco, porque piensan que les da mala suerte. Yo, en cambio, soy muy tozudo en ese sentido, y quiero mantener mis raíces, lo que siempre he llevado y lo que siempre me ha gustado.
Por suerte, tuve la oportunidad de conocer a Alex Barros en el Circuit de Barcelona – Catalunya, mientras yo corría el Campeonato de Cataluña y él estaba en el Mundial de MotoGP, que también corría ese fin de semana en el Circuit. Fue superamable conmigo ¡e incluso me dejó entrar en su motorhome! Eso es algo que ahora valoro mucho más, porque es un gesto muy gentil.
Lo más curioso es que no recuerdo ninguna carrera en concreto de Alex, y tampoco tenía un estilo muy peculiar de pilotaje que me pudiese atraer, sino que era de esos pilotos ‘old school’, muy bien puesto sobre la moto, como Kevin Schwantz.
Y como ídolo mío, también os parecerá raro que no tenga ni un casco suyo, ni un guante, ni tan solo un autógrafo… La verdad es que no soy de los que les gusta lo material, sino que me quedo con momentos vividos con él, como por ejemplo el del año que yo estaba luchando por ganar el Mundial.
Si no recuerdo mal era en Sachsenring y estaba en el box, mientras hablaba con mi técnico en mitad de la sesión. Tenía el casco muy sucio, y ya se me habían acabado los tear off y le dije a algún mecánico: «por favor, tráeme algo para limpiar el casco”. Y de golpe alguien me empezó a limpiar la visera, algo que me gusta hacer yo mismo. Entonces vi que era Alex y me quedé un poquito en ‘shock’.
Más tarde, nos hemos ido conociendo mejor, y la verdad es que ahora tenemos una relación muy buena. Me gustaría, algún día, poder ser la misma inspiración que Alex fue para mí, como piloto y como persona.
¡Un abrazo y muchas gracias por vuestro apoyo! Nos vemos por aquí.