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Jaime Olivares vivirá en este 2018 su Mundial de Motociclismo número 28. Son casi tres décadas pateando por los circuitos de todo el mundo, lo que le ha permitido desarrollar un sexto sentido: el de la colocación. “Ahora ya sé bien en qué puntos más o menos hay opciones de adelantamiento y en qué lugares es poco probable que pasen cosas”. Por eso siempre está en el sitio adecuado.
Aunque también la casualidad juega un papel importante. Que se lo digan al fotógrafo francés que fue el único que captó la salvada de Marc Márquez en el último Gran Premio de la temporada, el de la Comunitat Valenciana. El hombre, cuenta Jaime, se había equivocado de dirección y estaba dando media vuelta cuando los pilotos pasaron frente a él y aprovechó para tirar unas fotos. Se quedó con una de las imágenes del día.
Mientras los pilotos se juegan el Campeonato sobre el trazado, nuestro fotógrafo, que forma tándem en el Equipo Repsol Honda con el alemán Friedemann Kirn, va dando vueltas para convertir la carrera, tal y como lo define él, “en un relato que pueda hablar por sí mismo”.
Se nota que trabajó más de 20 años en dos de las revistas de referencia, ‘Motociclismo’ y ‘Solo Moto’. “Me ha quedado el rasgo periodístico del reportaje, y eso es lo que intento en cada Gran Premio, explicar una historia que seduzca”.
Cuenta que su profesión ha cambiado mucho con los avances tecnológicos. En sus años en las revistas, se volvía a casa “sin tener ni idea de cómo habían quedado las fotos”. “Llegaba a Madrid con los carretes en el bolsillo. Los llevaba a revelar y cenaba mientras esperaba una hora y media. Cuando me daban las diapositivas, cogía una al azar, si era buena, ya me quedaba tranquilo, no me hacía falta ver más”.
Las cámaras digitales han cambiado mucho su manera de trabajar. No solo en cuanto a calidad, también por lo que hace referencia al aquí y el ahora. Sus fotos, una vez hechas, pueden estar en las redes sociales al cabo de unos pocos minutos. “Echo un poco de menos la calma de aquellos tiempos, ahora todo sucede a demasiada velocidad”. Tanto fuera como dentro del circuito.
3er mejor tiempo @marcmarquez93. Durante Moto2 presencia la caída de @alexmarquez73, sin consecuencias. @CanonEspana #DutchGP @box_repsol pic.twitter.com/SYsmXkD7It
— Jaime Olivares (@JOlivaresGGPP) 23 de junio de 2017
Con amigos así, de los próximos 50 me paso aquí los que haga falta. Gracias de corazón!!! @box_repsol pic.twitter.com/xa9hkJhqOL
— Jaime Olivares (@JOlivaresGGPP) 24 de septiembre de 2016
Jaime se acuerda de una ocasión en la que la máquina de revelado se paró a medio proceso y se perdió todo el material. Aquella semana, la revista tuvo que tirar de fotos de archivo para ilustrar la carrera. Hoy esto sería impensable. En cada Gran Premio, Jaime puede llegar a tirar miles de fotos. A 13 fotogramas por segundo (las cintas de cine son a 24), las fotos en ráfaga le permiten asegurarse que captará el mejor momento de aquel adelantamiento o el retrato más genuino de Dani Pedrosa o de Marc Márquez.
¿Y qué es lo que le enamora tanto de la fotografía deportiva? Se toma su tiempo para contestar, pero parece tenerlo muy claro. “Mi trabajo es hacer un fotoreportaje de un fin de semana en el que unos señores dan vueltas a un circuito. Pero no es solo eso. Este deporte es impredecible, dinámico y muy plástico.
Y ya no se trata de hacer buenas fotos, porque eso con las máquinas actuales ya no es tan complicado. Se trata de seducir con la imagen, de generar ganas de seguir las carreras. Al fin y al cabo, si sientes pasión por algo siempre es más fácil conseguir que los otros sientan un poco lo mismo que tú”.
Jaime Olivares, que tiene una relación muy estrecha con Márquez y Pedrosa, se estrenó en el circuito de Brno en 1991. Tenía de cara la mítica subida del trazado de la República Checa. De pronto, apareció el australiano Wayne Gardner a lomos de su Honda Rothmans de color azul. “Venía con la rueda trasera echando humo e intentaba controlar la moto con un contramanillar. Pensé: si acabo de llegar y ya es así, ¿cómo será esto en el futuro?”. No mucho después, en Donnington Park, presenció una caída del mítico Kevin Schwantz, que patinó con un charco de aceite. El estadounidense se levantó, le arrebató la bandera al auxiliar y se puso a marcarles la zona de peligro al resto de pilotos. Jaime no se lo podía creer.
Esta larga carrera fotografiando Mundiales de Motociclismo ha dejado huella en él con anécdotas como las anteriormente comentadas, situaciones y emociones que le hacen amar su trabajo, el cual esperamos que siga haciendo así de bien por muchos años más.
Foto cabecera: Repsol