Uno de los aspectos con más relevancia es la electrónica en MotoGP. Lleva ya varias temporadas desempeñando un papel fundamental, y no solo si hablamos de control del motor. Ya desde la década de los 90 podemos hablar de elementos como el control de tracción.
Cada vez es mayor la potencia de las máquinas y, también, el agarre de los neumáticos, convirtiendo las motos en monturas realmente difíciles de domar sin ningún tipo de ayuda electrónica.
Electrónica en MotoGP: Un cerebro artificial
El cerebro electrónico con el que cuentan Marc Márquez y Álex Márquez cada vez que salen a pista, además de registrar los datos de telemetría, incorpora acelerómetros* y giroscopios**, que permiten saber en todo momento la posición de la moto.
Una centralita controla datos como la velocidad de giro de cada rueda de forma independiente, la posición del acelerador, los recorridos de las suspensiones, los ángulos de inclinación… En total, una moto de la categoría reina equipa una media de 26 sensores diferentes.
Gracias a toda esta información el software es capaz de gestionar diferentes programas para controlar el comportamiento del motor, obteniendo así ventajas como el control de tracción (que evita el deslizamiento de la rueda posterior), el anti-wheelie (que evita que la rueda delantera se levante en aceleración), el freno motor y el launch control (para lograr la mejor salida en parado).
Electrónica en MotoGP: Un control regulable
Actualmente, los pilotos pueden modificar el nivel de intrusión de estos “modos”, para adaptarlos a sus preferencias. Así, se puede bajar el nivel del control de tracción para poder tener algo más de deslizamiento en un momento determinado o, al contrario, evitar que lo haga demasiado cuando los neumáticos comienzan a degradarse.
Sobre la moto, nuestros pilotos disponen de unos botones con los que pueden navegar por los diferentes programas y así aumentar o disminuir sus valores. Igualmente, pueden cambiar la información que se les muestra en el display.
Por otra parte, los ingenieros del Equipo Repsol pueden llegar a programar más de 20 sectores diferentes, de forma que la ECU*** es capaz de adaptarse a partes específicas del circuito.
Así pues, la electrónica no se limita solo al control de la gestión del motor, si no que adapta otros elementos en función de las necesidades del piloto en cada momento. Las diferentes zonas del trazado, el estado de la pista y las condiciones en las que se encuentre la moto requieren que el piloto cambie los mapas cuando lo vea necesario para lograr un mayor rendimiento en cada sesión.
Resumiendo, se ha avanzado hasta llegar a un control inteligente de la moto.
* Se trata de un elemento que mide la aceleración en uno o varios ejes del espacio: lateral, vertical y horizontal.
** Son elementos cuya función es medir los cambios de inclinación de la moto.
*** Responde a las siglas Electronic Control Unit; es una centralita que recibe y procesa los datos.