MotoGP es la cúspide de la competición motociclista. Ganar un título en la máxima cilindrada tiene mayor peso en la carrera deportiva de un piloto que cualquier tipo de éxito que se haya podido conseguir con anterioridad. Eso pasaba antes y también pasa ahora, por mucho que el concepto comercial MotoGP se haya impuesto con mayor rotundidad a las otras categorías del campeonato. Antes, cuando hablábamos de la clase de 500 c.c. como la categoría reina del Mundial, sucedía lo mismo.
El mundial de motociclismo arrancó como tal en 1949, y desde siempre la clase estrella fue la de 500 c. c. Hasta que se sentaron las bases del campeonato la competición fue más abierta y hubo un mayor número de categorías en liza, pero la clase de 500 enseguida se distinguió de las demás. Incluso cuando en los años setenta entró en escena la categoría de 750 c. c., que contaba con el atractivo de poder contar con motos más potentes y veloces, terminó desplazada fuera de los Grandes Premios y acabó desapareciendo en 1980.
La categoría de 500 c. c. mantuvo su planteamiento hasta la llegada de MotoGP en 2002, que marcó el regreso a los motores de cuatro tiempos de gran cilindrada –primero 990 c. c., posteriormente 800 c. c. en 2007, y finalmente desde 2012 1.000 c. c. –, convirtiendo a las motos de la categoría en las más potentes y avanzadas de toda la historia de la competición. Lógicamente, los pilotos con más mundiales de motociclismo han sido encumbrados como los mejores de la historia del mundo del motociclismo. Y de todos los campeones, hay cuatro que destacan por encima de los demás: Giacomo Agostini, Valentino Rossi, Marc Márquez y Mick Doohan.
Giacomo Agostini
Es el piloto más laureado de la historia con sus quince títulos mundiales y sus 122 victorias en GP. Ocho de esas coronas corresponden a 500 c.c., donde ganó nada menos 68 Grandes Premios. Agostini llegó al Mundial en 1964 de la mano de Morini, con la que tuvo un destacado debut en la categoría de 250. Su buen rendimiento llamó la atención del conde Agusta, propietario de MV Agusta, y en 1965 se incorporó a la marca italiana, secundando a Mike Hailwood. Pero a partir de 1966, Agostini ejerció de protagonista absoluto.
Además de compaginar la clase reina con la categoría de 350, Agostini ganó el título de 500 de manera consecutiva de 1966 a 1972, siete títulos con MV Agusta salpicados de interminables rachas de éxitos, ya que entre 1968 y 1972 ganó casi todas las carreras en las que participó, registrando sólo dos abandonos por sendas averías en ese periodo. Culminó su trayectoria deportiva de la mano de Yamaha, con la que volvería a ser campeón de 500cc, por octava vez, en 1975, antes de retirarse en 1977.
Valentino Rossi
Prototipo del piloto contemporáneo, su fama y popularidad trascendieron el ámbito de las carreras. Valentino Rossi llegó al Mundial con 17 años en la categoría de 125, de la mano de Aprilia, y se coronó en 125 y 250 antes de llegar al Mundial de 500, donde ganó su primer título en 2001. En sólo seis temporadas había conseguido ganar en las tres categorías del campeonato. Cuando la clase máxima se transformó de 500 a MotoGP, Rossi siguió reinando, primero de la mano de Honda, en 2002 y 2003, y posteriormente con Yamaha.
El cambio de marca en 2004 se saldó con un inesperado éxito en su primera campaña. Le siguieron tres títulos más (2005-2008-2009), antes de hacer frente a las nuevas generaciones de pilotos a las que se tuvo que ir enfrentando, pero a los que finalmente no pudo batir. No obstante, Rossi terminó retirándose más tarde que cualquiera de las generaciones que le siguieron, y en 2021, con 42 años cumplidos, puso fin a una trayectoria deportiva que le reportó nueve títulos mundiales, siete de ellos en 500/MotoGP y 115 victorias en la Mundial, 89 en la máxima categoría (13 en 500 y 76 en MotoGP).
Marc Márquez
Qué duda cabe que Marc Márquez representa al motociclismo contemporáneo, la pura esencia de MotoGP, categoría en la que debutó con sólo 20 años de edad y consiguió coronarse a la primera, estableciendo un nuevo récord de precocidad. Márquez llegó a MotoGP tras haberse coronado antes en 125 (2010) y Moto2 (2012), completando un recorrido exitoso por las categorías inferiores del Mundial de motociclismo.
Su irrupción en MotoGP fue espectacular. Si ya resultó impresionante su primera campaña en la máxima categoría, la segunda temporada resultó impactante: ganó de forma consecutiva las diez primeras carreras de la temporada y sumó 13 victorias, añadiendo una segunda corona a su palmarés. En 2015 la situación se complicó, pero lo compensó con cuatro títulos consecutivos hasta 2019. Después, el grave accidente sufrido en Jerez en 2020 ha marcado el pulso de su carrera deportiva. Sus ocho títulos y sus 85 victorias (59 en MotoGP) lo convierten en uno de los pilotos con más mundiales de MotoGP y por tanto de los mejores pilotos de MotoGP.
Mick Doohan
Fue el genuino representante de una etapa inolvidable del Mundial, probablemente la Edad de Oro del Mundial de 500cc, cuando el campeonato vivía bajo el dominio de pilotos norteamericanos y australianos, auténticos dominadores del derrapaje. Doohan llegó al Continental Circus en 1989 y enseguida se abrió paso en el campeonato. Convertido en la punta de lanza de Honda, en 1992 tenía todo a su alcance para coronarse campeón, y dominaba con autoridad en 500, pero una grave lesión hizo que se le escapara el título.
Tardó dos temporadas en recuperarse totalmente de aquel grave accidente y, cuando se vio en forma, no tuvo rival. Ganó consecutivamente cinco títulos mundiales en 500 c.c, de 1994 a 1999, y sumó un total de 54 victorias en el campeonato, todas en la máxima categoría. Cambió por completo el concepto mecánico de la categoría con el desarrollo del motor “Big bang” de Honda, que facilitaba la conducción de las 500, y cuando sus rivales se acostumbraron a él, Doohan volvió a la configuración salvaje del pasado, siendo igualmente efectivo. Una grave caída en el Gran Premio de España de 1999 marcó el final de su carrera deportiva.
El Club de los cuatro
Hay cuatro pilotos que han conseguido sumar cuatro coronas en la máxima categoría del mundial de motociclismo, y por ello merecen aparecer en nuestro ranking de mundiales ganados. Estos son Geoff Duke, John Surtees, Mike Hailwood y Eddie Lawson. Los tres primeros pertenecen a una etapa en la que los pilotos compaginaban varias categorías del Mundial al mismo tiempo, lo que en algunos casos les reportó mayor cantidad de éxitos, mientras que Lawson, un piloto de la edad moderna del motociclismo, sólo se concentró en la categoría de 500, que ya era más que suficiente habida cuenta de la complejidad y la exigencia de las potentes y salvajes motos de 500cc de los años ‘80 y ‘90.
Duke fue el primer gran mito del campeonato, el primer gran campeón de la generación surgida tras la II Guerra Mundial. Primero de la mano de Norton, y posteriormente con Gilera, Duke sumó esas cuatro coronas en 500, además de otras dos en 350 cc, entre 1951 y 1955. Una sanción por secundar un boicot y una lesión posterior, le dejaron casi sin resultados en las dos siguientes temporadas, y tras un año como privado, en 1958 dijo adiós a las carreras.
El paso de Surtees por el Mundial fue fugaz pero productivo. Campeón con sólo 22 años por primera vez, a sus cuatro coronas en 500 hay que sumarle otras tres en 350, todo entre 1955 y 1960. Con 26 años decidió dejar de correr en motos y dedicarse al automovilismo, y en 1964 sería campeón del mundo de F-1 con Ferrari. Su marca sigue imbatida: sigue siendo el único campeón mundial en dos y cuatro ruedas.
A Hailwood se le considera como el mejor piloto de todos los tiempos por su capacidad de triunfar con todo tipo de motos. Fue campeón de 500 en cuatro ocasiones, de 1962 a 1965, pero además ganó otros cinco títulos más en 250 y 350 c. c., e incluso ganó carreras en 125 c. c. Daba igual la moto que fuera, de cuatro o dos tiempos, monocilíndrica o pluricilíndrica, “Mike The Bike”, como se le conocía, siempre brillaba, y se retiró muy joven de las motos, antes de cumplir los 28 años.
El caso de Lawson es diferente. Es un ejemplo de la generación norteamericana que llegó al Mundial de motociclismo en los años ’80 siguiendo los pasos del mítico Kenny Roberts. De hecho, se le puede considerar su heredero, ya que compartió equipo con él en su última temporada. Lawson fue el más laureado en la década de los 80, logrando sus cuatro coronas (tres con Yamaha y una con Honda) en ese periodo. Menos extrovertido que algunos de sus contemporáneos, quizás eso le haya restado popularidad.
Mención honorífica: Ángel Nieto
La trayectoria deportiva de Ángel Nieto ha estado en las antípodas de MotoGP, aunque llegó a tomar parte en una ocasión en una carrera de 500, con una Honda oficial, en la que llegó a rodar en tiempos interesantes antes de que el exceso de ganas le llevara al suelo.
Nieto ha sido el piloto más laureado en las categorías inferiores del Mundial, 50 y 125, donde consiguió “12+1” títulos, seis en 50 c. c. y siete en 125 c. c., y un total de 90 victorias en Gran Premio en las 50, 80 y 125, siendo el tercer piloto con mayor número de éxitos en la historia del campeonato, sólo superado por Giacomo Agostini y Valentino Rossi. Independientemente de sus títulos y las categorías en las que participó, que fueron todas las que había en su momento, ya que también tomó parte en carreras de 250 y 350 c. c., Nieto destacó por su carisma y su personalidad, además de por su habilidad y desenvoltura en la competición, donde dejó innumerables muestras de su picardía e inteligencia sobre una moto.