Lo normal es que el avión transporte pasajeros o mercancías. También se usan para otras cosas, como pancarta publicitaria, por poner un ejemplo. Lejos quedan los tiempos en los que una avioneta lanzaba pelotas hinchables por las playas de toda España. Pero más allá de lo práctico, de lo más conocido, el avión también forma parte de un deporte espectacular: la acrobacia aérea.
Antes de entrar al trapo sobre los intríngulis de la competición, conozcamos un poco al único representante español en el 29º Mundial de Vuelo Acrobático (del 9 al 17 de septiembre). Cástor Fantoba tiene 51 años, es natural de Sangüesa (Pamplona) y forma parte del Equipo Bravo3 Repsol y del Equipo Nacional de Vuelo Acrobático. Fue campeón de Europa en el 2014 y alzó el bronce en el europeo del 2016. En el Mundial del 2015, en Francia, logró otras dos medallas de bronce (estilos clásico y libre), y a nivel nacional ha sido el mejor de España en seis ocasiones. En sus vitrinas, por resumir, cuelgan más de 40 medallas. Con semejante experiencia, dejemos que sea él mismo, en conversación con Box Repsol, quien nos detalle las interioridades de este deporte.
En el Mundial cada piloto vuela en cinco ocasiones: cuatro en estilo clásico y uno en ‘free style’, que es donde cada avión, acompañado de una canción, puede dar rienda suelta a su creatividad. Piensen en el patinaje artístico. Pues lo mismo, pero jugándose el pellejo en el aire. O eso es lo que pensará el neófito, porque lo cierto es que la seguridad es la principal premisa alrededor de la que gira este deporte. “En el clásico -nos cuenta Fantoba- se trata de dibujar unas acrobacias concretas en las que la puntuación va en función de cuánto te desvías del trazado previsto. El estilo libre, en cambio, es más subjetivo. Ahí se pierde la armonía en las votaciones porque cada juez valora más o menos la plasticidad de tu propuesta en función de sus gustos particulares”.
Todos los vuelos, relata nuestro campeón, giran en torno a tres maniobras concretas. En primer lugar, la línea recta, tanto vertical como en 45 grados, en ascenso o descenso, y tanto en vuelo positivo como con la cabina hacia abajo. La segunda figura es el ‘looping’, el rizo de toda la vida, y en todas sus posibles variables: en positivo o con la cabina dentro del círculo y empezando desde arriba o desde abajo. Por último, el tonel, que es un giro alrededor de la hélice. “Con estas tres figuras o fracciones de cada una se construyen el resto de maniobras. Una de ellas es la caída de alas. Subes en la vertical, llega un momento en el que el avión queda quieto y pivota sobre un ala, haces un pequeño giro y caes en la misma línea que has subido. También está el resbale de cola, que básicamente supone caer de culo tras una subida vertical para acabar campaneando con la hélice por delante”.
La figura más peliaguda, según el criterio del componente del Equipo Bravo3 Repsol, es la rueda de tonel, puesto que la sincronización de controles es muy complicada. Fantoba la describe así: “El avión realiza un círculo horizontal y a la vez va trazando toneles alrededor del eje. Puede dibujar entre uno y cuatro. El avión puede ir girando hacia dentro o hacia fuera. Es la maniobra que más penaliza en los campeonatos, ya que cada cinco grados de desviación te quitan un punto”.
El piloto navarro se ha plantado en Suráfrica con su avión Sukhoi 31, un monoplaza alimentado por 400 caballos de potencia que ha demostrado ser de lo más fiable a día de hoy en materia de vuelo acrobático. El aparato es capaz de aguantar aceleraciones de hasta 25G (25 veces la fuerza de la gravedad) y es de fabricación rusa.
Para Fantoba, el apoyo de Repsol ha sido “clave y ha coincidido con la consecución de mis mayores éxitos”. “Estar con Repsol supone mucho más que el apoyo económico. Es estar junto a un grupo especialista en deporte, que entiende que es lo que te hace falta”.
- Sigue muy atento a Box Repsol, te vamos a contar muchas más cosas sobre este Mundial en el que el Equipo Repsol de vuelo acrobático va a por todas.