Una de las premisas al comprar un casco es que su talla se ajuste al máximo a la tuya. Para garantizar una máxima confianza, no basta con que sea efectivo en cuanto a seguridad “pasiva”.
No sólo debe actuar debidamente en caso de caída y-o impacto. También debe contribuir a tu seguridad “activa”. Un buen casco no debiera favorecer o facilitar un incidente por afectar de modo negativo a la conducción.
Para ello, debe garantizar una visibilidad óptima. Su pantalla debe ofrecer una buena resistencia al vaho, en especial en invierno.
Pero por supuesto, es todavía más significativo que resulte cómodo y confortable
Su porte no puede conllevar fatiga o falta de concentración.
Escoge siempre, pues, un casco que te quede sujeto de modo firme, pero sin comprimir de modo que acabe por causar congestión.
Comprueba, sobre todo, que no oscile ni gire sobre tu cabeza al empujarlo por el mentón, por la zona de la nuca, o al tratar de hacerlo rodar hacia los lados… Aún así, y aunque el casco sea de la talla correcta, es factible que no te quede como un guante.
A veces queda la sensación de que podría sujetarse aún mejor.
Piensa que las tallas se ajustan a unas hormas de cabeza universales, a las que no siempre correspondemos de manera absoluta.
También puede suceder que nuestra cabeza esté a medio camino entre dos tallas. O que con el paso del tiempo las almohadillas hayan perdido densidad y ajuste.
Algunas marcas de cascos, se han enfrentado a esta problemática desarrollando sistemas como el Air Pump o Air Fit.
Ambos consienten que el casco se ajuste hasta quedar perfectamente fijado. Se trata de unos sistemas neumáticos que permiten inflar de modo progresivo el relleno interior de las mejillas hasta adaptarlo a nuestra cara.
Con esto el casco queda prácticamente a medida, lo que incrementa la seguridad pasiva y el aislamiento, y mejora de manera activa el confort general.
¿Recuerdas aquellas míticas zapatillas de básquet “Pump” , -o hoy en día las modernas botas de esquí-, que emplean el mismo sistema?
Gracias a un sistema de válvulas y tubos que se sitúan entre la calota interior y el acolchado, en éste se hinchan una serie de cámaras de aire colocadas debajo o en el interior de las almohadillas.
La presión de aire va ajustándose mediante una bomba tipo “perilla” -o botón de inflado- hasta que el casco queda perfectamente fijado.
Por norma general, el citado botón está situado en la mentonera del casco y se puede accionar incluso en marcha.
Por supuesto, el sistema lleva una válvula de escape que permite su vaciado y facilita quitarse el casco.
No importa el tipo de moto que tengas: el sistema está disponible para cascos integrales, de carretera o de Motocross, y también los hay modulares o abatibles.
En suma, el sistema de hinchado Air Pump proporciona una capacidad de ajuste suplementaria que resulta útil para acomodar la elección de la talla más apropiada para ti.
¿Cuál es tu experiencia? ¿Te gusta? ¿Te resulta de utilidad? Esperamos tus comentarios.