Es casi inevitable que en un momento u otro, tu moto acabe atacada por el óxido. Hay muchos factores que provocan o previenen que el óxido aparezca. Nuestras máquinas están expuestas a la erosión a diario; agua, polvo, suciedad, cambios de temperatura, etc. Así que mantenerla limpia y seca es una buena y sencilla estrategia para combatir el deterioro de los metales susceptibles de ser atacados por el óxido.
Y si tu moto ya presenta zonas que lo han sufrido, vamos a intentar ayudarte para que vuelva a brillar como antes.
Para quitar el óxido, lo primero es detectar las zonas afectadas. Por norma general las botellas de la horquilla, soportes de estriberas, parte inferior del escape, espejos y algún embellecedor son las más vulnerables. Si eres un poco descuidado las llantas (de aluminio) suelen verse también afectadas y aparecen esos desagradables “piquitos” de óxido. Y si no eres de los que limpian la moto casi nunca o tu moto está muy expuesta a la intemperie, es muy probable que además se oxiden piezas más preocupantes como el chasis.
Hay muchas de formas de atacarlo, con productos que quizás tengas por casa, como el vinagre, bicarbonato, pasta de dientes, salfumán, etc., y productos industriales especializados para el tratamiento de metales, antióxidos, pulimentos, etc.
Una de las formas caseras más económicas y sencillas de eliminar el óxido leve es con vinagre y una esponja, cepillo o trapo de microfibras y a frotar se ha dicho. Es un remedio casero que funciona, solo hay que ser constante y tener paciencia, e intentar no usar estropajos que puedan dañar la superficie. Otro producto que puede ser útil es el bicarbonato mezclado con agua para conseguir una pasta que una vez aplicada y frotada también nos puede funcionar. Según el metal que tengamos que tratar es aconsejable utilizar lana de acero en vez de trapo o esponja, es un poco más abrasiva y existen diferentes niveles de dureza, pero puede ser una gran aliada.
Si prefieres utilizar un producto industrial específico, existen en el mercado varios creados para combatir el óxido y se aplican de igual forma que los caseros. Pero ojo estamos hablando de óxido leve.
Si has conseguido devolver tu moto al estado inicial, enhorabuena, pero es aconsejable proteger lo que acabas de arreglar para que no vuelva a parecer el óxido. Un pulimento es una buena opción para crear una capa protectora y para que no aparezca de nuevo.
Si tu caso necesita de más “power” hay que pasar al siguiente nivel. Si tienes la opción de desmontar la pieza será mucho mejor para su manipulación. Si el óxido persiste es probable que te veas obligado a lijar la pieza y pintarla para que quede protegida.
¿El óxido aún persiste en algunas partes de tu moto?, quizás ha llegado el momento de tomar medidas más drásticas, pero no te preocupes, todo tiene solución. Probablemente este proceso sea más costoso, puedes utilizar un cepillo de púas de acero para rascar la superficie oxidada lo más suave posible para no deteriorarla. Si hacerlo a mano es muy laborioso siempre puedes acoplar a un taladro cepillos de acero y posteriormente de pulido para hacerlo mucho más rápido.
Llegados a este punto quizás sea aconsejable la ayuda de un profesional, e incluso como último recurso siempre queda la técnica del chorreo de piezas. Se trata de un proceso que devuelve rápidamente a las piezas a su estado inicial. El chorreo de piezas puede hacerse con arena, corindón, micro esferas de cristal, cáscara de nuez, etc., dependiendo del material a tratar se utiliza un elemento u otro, pero esto ya es cosa de profesionales.
Sea como sea una vez tratada la superficie es aconsejable protegerla y mantenerla limpia para que el óxido no vuelva a aparecer en mucho tiempo.
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