A la hora de encargarte del mantenimiento de tu moto, -y de cualquier tipo de vehículo en realidad-, hay dos filosofías básicas bien diferenciadas. Una de ellas consiste en poner tu moto en manos profesionales que realicen el mantenimiento al pie de la letra. Su trabajo siempre estará garantizado y será una simple cuestión de dinero. La otra resulta mucho más económica, pero requiere unos conocimientos técnicos que es posible que no tengas.
De todas formas, hay un paso intermedio que te permitirá tener un pulso de lo que realmente pasa en tu moto a medida que la vas usando, y quizá puedas realizar tú mismo alguna sencilla operación como complemento del mantenimiento profesional que siempre es bastante aconsejable seguir.
Nada de esto requiere que te tires al suelo cada día para comprobar el desgaste de cada parte de tu moto, pero con un poco de vista, es algo que puedes chequear casi instintivamente. Dando por hecho que el uso de candados o alarmas es el primer elemento que hay que tener en cuenta para mantener tu moto protegida y en perfecto estado. Te dejamos una lista de puntos de los que es conveniente estar pendiente.
Nivel de aceite del motor
El nivel de aceite en el motor es probablemente el apartado más importante que tiene que seguir el usuario avispado. Los motores en rodaje pueden consumir un poco más de aceite. Sigue las indicaciones del manual del propietario y realiza cada revisión en su momento. No obstante, tanto si tu moto es nueva como si tiene ya tiempo, conviene que sepas qué tipo de aceite de motor llevas y tener un litro en casa para rellenar en caso necesario. Puedes comprobar el nivel visualmente a través del ojo de buey que encontrarás en el cárter, pero recuerda que tiene su límite bien marcado y no debes poner más aceite del que falte para llegar a él.
Otros niveles
Hay más puntos que vigilar en cuanto a niveles. Especialmente importantes los de líquido de frenos en las bombas delantera y trasera, así como en la maneta de embrague (si tu moto tiene embrague hidráulico). El mantenimiento de los componentes mencionados no requiere plazos cortos, pero sí es muy importante el nivel de líquido en el circuito refrigerante. Se puede comprobar fácilmente en el vaso de expansión del sistema y conviene utilizar agua destilada o anticongelante del grado que requiera el clima en el que vivas. El agua te puede aliviar una emergencia, pero no es aconsejable y además corroe el sistema por dentro.
Desgaste
Con una mínima experiencia también puedes hacer un seguimiento de los niveles de pastillas de freno en las pinzas delanteras y trasera. Este apartado es muy accesible visualmente y una rápida mirada te permitirá saber dónde estás en cada momento. No estar al tanto de un desgaste excesivo puede traerte problemas. Si dejas que la pastilla de freno se consuma completamente la frenada será más ruidosa y menos eficaz, estarás dañando la superficie del disco y probablemente el émbolo de la pinza que empuja la pastilla contra el disco. Todo eso es mucho dinero si lo dejas pasar.
Los neumáticos también son fácilmente comprobables. Te bastará un simple vistazo para tener una idea aproximada de su estado y la vida útil que le queda. Si tu moto es una deportiva con una goma de gran sección, tienes una preocupación adicional. Emplear este tipo de neumático en carretera durante largos trayectos, hace que su desgaste sea mayor por la parte central, lo que, con el paso de los kilómetros, comenzará a cuadrar la goma. Después de eso, no tardarás en notar el escalón en cada cambio de dirección y significará que, por muy nuevo que esté por las partes externas, ese neumático habrá llegado igualmente al final de su vida útil.
Transmisión
Hay que tener convenientemente engrasada la transmisión secundaria de tu moto, es decir, piñón de ataque, cadena y corona. Es tan sencillo como tener a mano un aerosol de lubricante específico. Tensar la cadena si la ves floja es una operación bastante sencilla, aunque requiere atención y herramienta. Sí está en tu mano completamente, en cambio, vigilar la tensión y el desgaste, engrasarla periódicamente y, en definitiva, tener un poco de cuidado con el vehículo que te salva la vida en el transporte cada día. Si lo haces bien, notarás una gran diferencia en el funcionamiento.
Batería
Una décima de segundo de más al arrancar tu motor puede certificar el comienzo del declive de tu batería. Si tu moto permite arrancar sin luces, mejor; menos esfuerzo le costará al sistema la puesta en marcha del motor. Si eres precavido, puedes tener cerca un medidor de corriente e incluso un cargador. Son elementos que ocupan poco espacio y no requieren conocimientos técnicos inalcanzables para manejarlos. Antes de todo eso, no te despistes con el contacto de tu moto y las luces, o los aparatos que tengas conectados; es lo que más puede debilitar tu batería sin demasiado beneficio a cambio. Si montas una conexión para GPS o una alarma, que te hagan bien el trabajo y que el sistema no tenga “duendes” que conecten la corriente sin llave, por ejemplo. No serías el primero al que le pasa.
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Plásticos y metales
Aparte del gusto de cada uno, todas las motos son preciosas cuando salen del concesionario, pero que siga siendo así es algo en lo que tú puedes influir directamente. Los componentes de metal sufren especialmente con la exposición a la humedad y eso puede acelerar la corrosión de componentes como el exterior del bloque del motor, los cilindros o la tapa de la distribución. Muelles y otras piezas menores también se llevan lo suyo, así que es mejor tener tu moto siempre a cubierto, sobre todo si vives cerca del mar. Lo mismo se puede decir de los plásticos de la carrocería y la pintura si nos referimos a la exposición a la luz y el calor del sol. No tener esto en cuenta puede afear tu moto de una manera que no te imaginas, así que para ambos extremos lo mejor es tenerla bajo techo o, si no es posible, sí lo más protegida posible. Una funda a medida hará la vida de ambos mucho más fácil.