La moto es el vehículo más estigmatizado de todos. Revoltosa, ágil, rápida, imprevisible, correosa, gamberra. Todos los calificativos desembocan en un mismo concepto: la velocidad. Buena culpa de ello la tiene el cine, pues es habitual que si aparece una motocicleta en una peli -aunque hay notables excepciones- sea para potenciar el cliché de rebelde. Trasladado al mundo real, resulta que existe un motociclismo que no se preocupa demasiado por las revoluciones, que con sentir el viento en el rostro, con la compañía y las buenas vistas tiene más que suficiente.
Los Hermanos Tranquilos de Valencia es uno de estos clubs moteros cuya pasión por las dos ruedas no se mide en kilómetros por hora. Mantienen códigos distintos, más de disfrutar el paseo y de convertir su máquina en un bus turístico de dos plazas de clavar rodilla. Empezaron en plan amiguetes hace 18 años y por sus filas ya han pasado cerca de 500 aficionados al motociclismo ‘slow motion’. Vale la pena echarle una ojeada al vídeo de su 17º aniversario para entender su filosofía. Básicamente, buena vida, buenos amigos, muchas risas y mejores comilonas. Todo, con la moto como telón de fondo, pero no por encima de la amistad que llevan años cultivando.
Otro club con un ‘karma’ similar es el de Moteros sin Prisa de Salamanca. “De velocidad andamos lo justo, de apetito vamos sobrados”, reza su página web, en la que no faltan referencias al Quijote, un motero de su época. La media de edad ronda los 50 años, cuando la experiencia y los galones te hacen ver que al correr menos, te pierdes menos cosas. En El Vendrell (Tarragona) existe un club de nombre muy parecido, que en Facebook se presenta de una manera muy gráfica: “Los Moteros Sin Prisas ruteamos juntos desde 2001 y sabemos que si vas muy deprisa, te pasas los bares”.
Hubo un tiempo en el que a todos los aficionados a las dos ruedas se les llamaba motoristas. En algún momento de la historia reciente, pasaron a ser moteros. Por el camino, nuestro país fue mejorando sus carreteras, construyendo autopistas y autovías que acortaron las distancias y permitieron a motos y coches alcanzar mayores velocidades. Los mototuristas sobrevivieron a la fiebre del gas, y hoy en día es fácil verles almorzando junto a la carretera con sus amigos. Junto a sus motos. ¿Te gusta pilotar?
Yo soy de Torreforta,llevo una Goldwing 1800 y ya tengo 65 añitos.
Tengo 65 añitos llevo una Goldwing 1800 soy de Torreforta.